Inferioridad

En esta obra vemos un ojo, creado de forma hiperrealista, presentado en negativo.

Este se ve forzado a mantenerse abierto por una fuerza no visible, a pesar de su palpable cansancio. Esta lucha entre la resistencia y el deseo de cerrarse evoca la constante batalla que enfrentamos al sentirnos pequeños o juzgados bajo la mirada de los demás.

En la parte blanca del ojo, que en realidad es oscura debido al juego del negativo, un astronauta flota, atado por una vena, como un reflejo de nuestra propia vulnerabilidad y nuestra búsqueda de la aceptación ajena. Aunque parece estar en un espacio iluminado, la inminente fatiga del ojo amenaza con atrapar al astronauta en una oscuridad real, un vacío de soledad.

Este juego de negativos y positivos no solo crea un contraste visual, sino que también simboliza la dualidad de nuestra existencia: cómo a menudo nos sentimos «al revés» o fuera de lugar en una sociedad que impone expectativas y juicios.

Resumidamente, esta pieza es una reflexión sobre la presión social, la inferioridad que nos hace sentirnos pequeños frente a los ojos de los demás y la búsqueda de autenticidad en un entorno que a menudo nos empuja a conformarnos. Es una invitación a reconocer y valorar aquello que nos hace únicos, incluso cuando el mundo intenta definirnos de otra manera.