Resiliente

En esta obra, contemplamos a un niño africano con los ojos cerrados, el cual adquiere una carga simbólica significativa. Representa la inocencia y vulnerabilidad, ofreciendo una mirada introspectiva en medio de un mundo frecuentemente caótico y violento. La presencia calmada del niño sugiere una voluntad de paz y armonía, recordándonos la importancia de proteger la infancia en todas sus manifestaciones.

El uso del negativo agrega una dimensión adicional a la obra, generando un efecto de misterio y profundidad. Al invertir los colores, somos llevados más allá de lo evidente, creando una sensación de misterio y profundidad y un impacto y emotividad mayores.

Su expresión serena, junto con el mismo negativo, refuerza la idea de resiliencia. No se trata de negar la realidad, sino más bien de encontrar una fuente interna de esperanza y fortaleza. Los ojos cerrados pueden interpretarse como una forma de protección, una manera de enfrentar el mundo sin perder la esperanza ni la determinación.